Dos de cada tres piscinas tienen niveles
excesivos de cloro. Un hecho que afecta a la salud ocular provocando que
se produzcan irritaciones e infecciones, según un estudio publicado en
la revista 'Journal of Toxicology and Enviromental Healt y realizado en
Portugal por investigadores del Instituto Nacional de Salud.
Y es que, el baño en sitios públicos puede ocasionar
irritaciones e infecciones oculares que pueden prevenirse en gran medida
con el uso de gafas de natación o buceo. Así lo ha revelado también una
revisión de estudios de la Fundación Rementería que concluye que el
riesgo de irritaciones e infecciones oculares ocurre tanto en aguas
tratadas con productos desinfectantes como en aquellas sin tratar.
En concreto, algunos de los síntomas de las conjuntivitis que
se producen en verano son el enrojecimiento, escozor, sensación de
arenilla y cuerpo extraño, hipersensibilidad a la luz y lagrimeo. "El
cloro puede resultar muy irritante para los ojos, sobre todo en niveles
excesivos, algo que sucede con frecuencia en las piscinas públicas", ha
señalado la doctora de la Fundación, Marina Leal.
En ese sentido, otra investigación publicada en la revista
'International Journal of Hygiene and Public Health' el pasado año
explica que existe una relación directa entre la irritación de los ojos
de los nadadores y el contacto con el agua tratada con cloro.
No obstante, no sólo el cloro de las piscinas produce esta
patología, sino que también las aguas sin tratar de ríos estanques y
algunas piscinas domésticas pueden ser un foco de infección, advierte la
doctora Leal.
Los principales virus y bacterias que pueden desencadenar
conjuntivitis son adenovirus y estafilococo áureo.
El contagio puede producirse a través de las manos, del
contacto con toallas, prendas de ropa, e incluso con los estornudos de
la persona afectada. Al respecto, una investigación del Centro de
Control y Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos, publicada en
la revista 'Ophthalmic Epidemiology', señala que la queratitis, un tipo
de afectación de la córnea que puede sobreinfectarse, "es mucho más
frecuente en la época estival".
LENTES DE CONTACTO
Por otra parte, las personas que utilizan lentes de contacto
son las más susceptibles de sufrir una infección ocular, debido a que
los patógenos se adhieren a la lente con cierta facilidad.
"Es preferible dejar de utilizarlas ante el primer síntoma de
hinchazón o enrojecimiento. En cualquier caso, los usuarios de lentes de
contacto deben limpiarse bien las manos antes de manipular los ojos o
las lentillas en el área de bañistas y limpiar lentes y estuche con
mucha frecuencia", ha comentado la experta.
Además, las personas con ojos secos están también más
predispuestas a padecer conjuntivitis, por eso es recomendable "utilizar
lágrimas humectantes para hidratar el ojo y evitar el aire
acondicionado y los ventiladores.
Por último, la Fundación Rementería ha publicado un decálogo
de consejos para evitar el contagio este verano como el uso de gafas de
buceo y evitar los baños en sitios sin señalización.
Asimismo, ha destacado la importancia de no compartir toallas
ni prendas que estén en contacto con el ojo y, si se sufre
conjuntivitis, evitar bañarse en lugares públicos. Con respecto a las
gafas de buceo, la especialista ha recomendado que ajusten bien a las
sienes para que no entre agua con el movimiento y que tengan una capa
antiniebla.
En este sentido, un estudio publicado el año pasado en la
revista Optometry and Visión Science asegura que con esta protección, el
ojo se mantiene "a salvo de la colonización de bacterias,
especialmente si se utilizan lentes de contacto".
Fuente: Madrid 14 Agosto. Europa Press