El 1,5% de la población padece foto
sensibilidad por estímulos visuales, que se desencadena por motivos de alto
contraste, como flashes, luces de colores, rayas, redes, cuadrículas… Se trata
de elementos habituales en la televisión, cine, los videojuegos o la
iluminación de las discotecas que pueden provocar en las personas fotosensibles
desde sensaciones desagradables, mareos o migrañas hasta epilepsia.
Solo Reino Unido y Japón tienen
una normativa que regula el contenido audiovisual para evitar la emisión de
este tipo de estímulos. Todas las películas, programas de televisión y anuncios
deben respetar una serie de normas, como no tener más de tres flashes en una
imagen, ni usar destellos rojos o no ocupar más de un cuarto de pantalla con
patrones geométricos. Estas medidas hacen que las imágenes resulten seguras.
Además, la normativa impone que, cuando las emisiones son en directo, los
programas deben avisar si existe posibilidad de que se emitan imágenes que
puedan resultar perjudiciales para los afectados por esta dolencia.
Según la sociedad Española de
neurología, el problema surge cuando una persona que no está diagnosticada
sufre una crisis. Les ocurre sobre todo a los niños que, atraídos por esas
primeras sensaciones, se pegan al televisor. Y es que las crisis por esta
patología suelen iniciarse a los cinco años y agudizarse durante la adolescencia.
Fuente: Gaceta de Optometría y Óptica Oftálmica (ElPaís.es 02/04/12)
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